Si Juventud no lo es todo, es porque tengo familia y algunos amigos que
no son del palo del fútbol, pero hay tipos que buscan que no seas mi vida, que
quieren terminar con la fiesta, esa que desde siempre me enamoro.
Que los trapos no pasen, porque se esconden detrás de ellos, que los
bombos son objetos contundentes, que hinchas de Juventud a la cancha de
Gimnasia no van más por esos malditos vecinos aristocráticos que no se bancan
un simple borracho en su vereda.
Y por esos malditos dirigentes que no hacen nada, que nunca van a
defender al socio, y menos a esos hinchas que juntan cada moneda para comprar
su entrada cada día más cara, pero como verte no tiene precio, voy a seguir
puteando, y voy a seguir estando.
Y hoy, que no podés estar, vas
estar igual, de alguna forma vas a estar, mezclado entre esos pocos hinchas
locales que ni una tribuna pueden llenar, escuchando la radio en tu casa o con
tus amigos de siempre en algún rincón de la ciudad, esperando el gol utópico, y
que el grito de "dale saaan" se escuche desde la cima del cerro hasta
el más lejanos de los pueblos salteños.